El Administrador Gastronómico del Instituto Profesional de Chile es un profesional capacitado para orientar sus conocimientos y creatividad al desarrollo de técnicas culinarias, agregando valor a la industria gastronómica. El titulado está capacitado para cumplir funciones enfocadas en el área de la administración, gestión y control de la producción gastronómica, en una variedad de establecimientos y servicios destinados a la preparación de alimentos y bebidas tales como: Hoteles, restaurantes, casinos, banqueteras, catering, clínicas, hospitales, servicio de Crucero y alimentación aérea, además de empresas proveedoras de equipamiento gastronómico. De esta forma cuenta también con las herramientas y técnicas necesarias para iniciar su propio emprendimiento, atendiendo a las actuales demandas del mercado gastronómico y necesidades del cliente, velando por cumplir los estándares de higiene, seguridad y calidad de servicio. El Titulado cuenta con las competencias necesarias para desarrollarse en las distintas áreas de la producción gastronómica tanto a nivel nacional como internacional, aplicando técnicas y protocolos de elaboración y producción culinaria de carta-menú, cumpliendo con las normativas vigentes y considerando estándares de calidad y sustentabilidad; siendo capaz de entregar un servicio al cliente de acuerdo a las demandas del mercado, comunicándose de forma verbal y escrita en su idioma nativo y con nivel intermedio en idioma inglés. El Administrador Gastronómico tiene habilidades y capacidades para diseñar, organizar y dirigir soluciones conducentes a responder a los requerimientos administrativos de los distintos procesos de la industria gastronómica, desarrollando estrategias con el fin de proponer e implementar decisiones técnicas y materiales en el ámbito de la logística del servicio gastronómico, así como de planificación del proceso productivo. El Administrador Gastronómico, se caracteriza por exhibir vocación de servicio, compromiso y consciencia social, siendo capaz de establecer relaciones de cooperación con equipos multidisciplinarios, adaptándose a las exigencias que implica el desempeño técnico, confiando en sus capacidades y gestionando la actualización permanente de sus conocimientos, demostrando, en suma, un alto compromiso ético profesional.